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Key takeaways
1. Auge del tráfico generado por bots: Desde 2018, el tráfico en internet generado por bots ha alcanzado casi la mitad de todas las interacciones en línea, destacando la necesidad de sistemas avanzados de verificación de humanidad.
2. Limitaciones de la verificación tradicional: Los sistemas tradicionales de validación e identificación humana están quedándose obsoletos, evidenciando la necesidad de enfoques innovadores como la tecnología biométrica respaldada por IA.
3. Biometría e Inteligencia Artificial: La integración de la biometría con la inteligencia artificial representa un avance tecnológico crucial para mejorar la seguridad y privacidad en internet, superando los métodos de identificación convencionales.
4. Protege tu identidad digital con Didit: Didit ofrece una identidad digital descentralizada para proteger los datos y la privacidad de los usuarios en internet, marcando un paso hacia la humanización de la red.
Desde 2018 hasta nuestros días, el tráfico generado por bots se ha disparado hasta alcanzar casi la mitad de las interacciones que se generan en línea (un 47%). De estas cifras se pueden sacar varias lecturas: que la tecnología avanza a pasos agigantados para calcar el comportamiento humano en internet y que los sistemas clásicos que verifican la humanidad de las personas que están al otro lado de la pantalla están obsoletos.
La inteligencia artificial, a pesar de estar en una fase muy temprana de desarrollo, ha demostrado ser capaz de resolver los puzles propuestos por los Captchas para hacerse pasar por individuos e imitar su modus operandi en internet. Esto abre un abanico ciertamente preocupante a la hora de salvaguardar la seguridad y privacidad de nuestros datos. Porque en la mayoría de casos, las intenciones de estos bots no son nada positivas para los intereses humanos.
Ante esta tesitura, los nuevos sistemas que permiten validar la humanidad de las personas en línea son más necesarios que nunca. Y Didit, con su tecnología biométrica apoyada en inteligencia artificial, demuestra ser una opción muy a tener en cuenta. Incluso más que aquellas que verifican la humanidad de las personas únicamente mediante reconocimiento de iris.
Pero profundicemos más en el problema actual: los sistemas de validación e identificación de humanos están obsoletos. Y si no nos crees, párate un momento a pensar, en cuántos servicios online tienes perfil, y todos ellos con usuarios y contraseñas diferentes por dar más seguridad. Eso obliga a tener que recordar infinidad de combinaciones, además de ser una prueba evidente de la ineficiencia de los métodos Web2. Si eres una única persona, ¿por qué no tienes una única cuenta para demostrar quién eres?
Pero ocurre que estos métodos tampoco sirven para detectar bots. Mientras que algunos trabajan para hacernos la vida mejor (como los que nos ayudan en una conversación como paso previo a enviarnos a atención al cliente), otros se encargan de hacerse pasar por personas. De hecho, es habitual encontrarlos en muchas páginas de contacto, como reconoció James Millership, presidente de Ashley Madison, en alguna entrevista. “Es una práctica habitual”, se excusó.
Pero esto sólo es la punta del iceberg de este internet sin una capa de identidad y, por eso, son necesarias soluciones de peso.
Podemos definir biometría como aquel conjunto de características físicas que permiten identificar a un individuo. Hablamos, por ejemplo, de las huellas dactilares, del reconocimiento de iris o el reconocimiento facial. Su fusión con la inteligencia artificial supone una evolución tecnológica, así como una mejora en la forma en la que se aborda la seguridad y privacidad en este mundo prácticamente digital: son la semilla para las soluciones a esta falta de identidad en internet.
La biometría ha evolucionado significativamente desde la simple identificación basada en rasgos físicos. Con la incorporación de la inteligencia artificial, ahora podemos analizar y procesar datos biométricos de formas más sofisticadas y precisas. Esta evolución no solo mejora la eficiencia y la exactitud en la identificación, sino que también permite sistemas más adaptables y seguros. La IA facilita la detección de patrones y anomalías, lo que resulta crucial en un mundo donde los intentos de suplantación y fraudes se vuelven cada vez más complejos. Hablamos, por ejemplo, de los deepfakes, que tanto daño hacen a las personas que lo sufren.
La validación de humanidad mediante el reconocimiento de iris está de moda desde hace algunos meses. Si bien es cierto que es prácticamente imposible que existan dos iris iguales (incluso en gemelos es diferente) y permite aglutinar la personalidad de un humano bajo un único espectro, es una tecnología difícilmente escalable y que presenta algunas lagunas.
Por un lado, esta tecnología se basa en orbes, lo que requiere de un dispositivo especial que le permita trabajar. Si bien es todo una experiencia, esta necesidad de superar la prueba de personalidad mediante una tecnología física demuestra que es poco escalable.
Además, es un desarrollo fácilmente hackeable. Existen modificaciones estéticas, como lentillas de colores, que permiten cambiar el iris de las personas de forma sencilla. Por lo que el principio de personalidad quedaría en entredicho.
Otro tema, si bien no está estrechamente ligado con lo anterior, es el de la privacidad de los datos recolectados y el riesgo al que se exponen las personas por ceder su iris, que también se debe tener en cuenta.
La biometría ha recorrido un largo camino desde sus primeros días, transformando nuestra interacción con la tecnología y redefiniendo la seguridad personalEste viaje comienza con un enfoque en las huellas dactilares, una de las formas más antiguas y confiables de identificación biométrica, utilizada históricamente en la aplicación de la ley. Pero, ¿cómo pasamos de la tinta y el papel a los escáneres integrados en nuestros dispositivos cotidianos?
Estos son algunos ejemplos que ilustran cómo la biometría ha evolucionado desde los primeros usos de huellas dactilares hasta tecnologías más sofisticadas como el reconocimiento facial y vascular, transformando la forma en que interactuamos con los dispositivos y mejorando la seguridad personal y la comodidad del usuario.
En este post de Telefónica profundizan más en el desarrollo de estas tecnologías.
La integración de la inteligencia artificial en la biometría ha supuesto un cambio significativo en la precisión y seguridad de los sistemas de identificación. Esta fusión ha llevado a la biometría a una nueva era de adaptabilidad y eficiencia. El avance está bien documentado, mostrando cómo estos sistemas pueden aprender y adaptarse a nuevas variaciones y mantener un alto nivel de precisión en condiciones cambiantes, como ocurre con Didit.
Un logro significativo en la biometría con IA es su habilidad para combatir el fraude. Los sistemas avanzados ahora pueden diferenciar efectivamente entre intentos de falsificación o suplantación de identidad, superando los desafíos que antes eran puntos ciegos en la biometría tradicional. Este avance es crucial en un mundo donde las tácticas de fraude son cada vez más sofisticadas.
El objetivo de Didit es humanizar internet. Para ello, ponemos a cargo de todas las personas las herramientas necesarias para empoderarlas, que cuiden de sus datos y privacidad, y poder demostrar su humanidad tanto en entornos online como offline gracias a una identidad digital descentralizada, que permita redefinir todas las interacciones que se producen en internet.
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